Según especialistas, la inteligencia artificial (IA) es una rama de la ciencia informática que tiene como objetivo diseñar tecnología que emule la inteligencia humana. Esto significa que, mediante la creación de algoritmos y sistemas especializados, las máquinas pueden llevar a cabo procesos propios de la inteligencia humana, como aprender, razonar o autocorregirse.
Desde Alan Turing, padre de la computación moderna, quien publicara un artículo en el que introdujo por primera vez el concepto de “algoritmo”, hasta hoy, la IA es una ciencia multidisciplinaria que se ha desarrollado con base en las aportaciones de ciencias como la filosofía, economía o medicina, aunado, por supuesto, a los avances tecnológicos en la informática y obviamente la lógica matemática.
Se estima que se invertirán más de 118,000 millones de dólares para 2025 en el desarrollo de la IA; y durante estos años se aumentarán las patentes en torno a la IA, y el número de empresas que participarán en este sector.
Por supuesto la educación no es ajena a la IA. Con la salida al mercado de ChatGPT lanzado por OpenAI el 20 de noviembre de 2022, muchas empresas han ingresado a una carrera extremadamente veloz y millonaria por llevar la delantera en este tema en el mundo. La educación por supuesto ha vivido una adopción parcial de esta tecnología (muchas veces frenada por los docentes) generalmente por parte de los educandos que ven como sus tareas tradicionales del sistema “aburrido” en el que tenemos a nuestros alumnos, se elaboran en segundos. Otros más, usan la IA para hacer dibujos, videos y presentaciones mucho más sencillas y divertidas, pero ¿Qué nos espera?
Muchos países pretendieron prohibir el uso de la IA en sus escuelas, otros más, quieren sacar los celulares de los salones, buscando mantener un sistema educativo obsoleto que esta desapareciendo y que seguramente no volverá.
Para el Doctor Jorge Andrés Restrepo, los 5 elementos básicos sobre la IA en educación podrían ser: 1. La prohibición NO es el camino. 2. Esto es un asusto del Ecosistema completo (Padres de familia, educadores y alumnos deben aprender). 3. Tenemos que encontrar el balance apropiado (fomentar el consumo crítico de la IA). 4. Debemos reenfocar la educación a las habilidades esenciales (power skills). 5. Profundizar en los fundamentos humanos (urgente ampliar nuestro entendimiento sobre la conciencia, inteligencia y mentalidad).
¿Cómo está México en este proceso?
La educación de nuestro país pasa por un tremendo bache que nos está alejando peligrosamente de las habilidades que el mundo exige. Nuestros alumnos, según los resultados de PISA y en el informe de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) señala que 25 millones de mexicanos presenta carencias educativas, y son niños de entre 3-15 años que no cuentan con educación básica obligatoria y no asiste a una escuela. También se señala que los niños de 2º de primaria y 3º de secundaria aciertan solo 4 de 10 reactivos en pruebas de matemáticas, lectura y ciencias.
Para PISA, solo 34% de los estudiantes mexicanos es competente (nivel 2: nivel que sigue luego del peor nivel) en matemáticas, 53% en lectura y 49% en ciencias.
Según el INEGI, en nuestro país 155.000 personas realizan funciones docentes sin tener título profesional para hacerlo, y 886 mil personas fueron “basificadas” como maestros, sin pasar por concursos transparentes de ingreso a la carrera docente.
Otro dato alarmante, es que casi 90 mil docentes cobran en la nómina de escuelas donde nuca han impartido clases; pero además 56 mil 109 escuelas en diferentes partes del país, no tiene agua, y 26 mil 463 no tienen luz.
Ante un panorama tan complejo, la pregunta que debemos hacer es:
¿Nuestro sistema educativo educará a nuestros niños y jóvenes con la velocidad y habilidades (IA) que se requieren para integrarse al desarrollo profesional de manera exitosa, o simplemente los dejaremos rezagados y obsoletos para el presente y futuro?
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