“Un gato que sueña con convertirse en león debe perder el apetito por las ratas”
Proverbio africano
En un mundo complejo, digital, acelerado, individual, desigual, evolutivo, de líderes populistas, de cambio climático, de violencia, ¿qué debemos enseñar?
Los sistemas educativos en casi todo el mundo se encuentran en “tela de juicio” ante su poca evolución frente a los retos que nos exige este complejo mundo. Un ejemplo son los salones de clase que llevan años siendo los mismos. Los salones siguen siendo espacios aburridos, sin color, con sillas iguales, donde todos los chicos están “muy ordenados”, y donde el mayor logro es un “profe” que se salga del guion y cree alguna actividad diferente que conecte con los alumnos y saque sus mentes del mundo digital; un mundo digital, que, además casi siempre prohibimos en el aula, por miedo, o por desconocimiento de como integrarlo como soporte del proceso educativo. Los celulares que normalmente usamos son miles de veces más potentes que el computador que nos llevó a la luna, por lo que el uso pedagógico como apoyo es fundamental para la conexión con los chicos.
Los planes de estudio son el otro gran problema. Enseñamos materias desconectadas del mundo real, separadas, sin contexto, lo que lleva a los alumnos a preguntarse: ¿para qué diablos me servirá esto en la vida? Seguimos satanizando a las matemáticas, sin darnos cuenta de que son la base para la vida y para administrar cualquier presupuesto. Los aburrimos con la historia, cuando esta puede ser fascinante si la conectamos con el presente y el futuro; y así podría seguir señalando ejemplos de un sistema que aún guarda muchas similitudes con el sistema educativo prusiano pensado en los siglos XVIII y XIX.
¿Por dónde empezar?
- Debemos crear un sistema acorde a las necesidades actuales, conectando el conocimiento con problemas reales. Para ello las metodologías activas (-estrategias y técnicas que buscan el aprendizaje efectivo de los alumnos, a la vez que fomentan la participación activa, la colaboración y la aplicación práctica de los conocimientos-), son una gran herramienta para este cambio.
- Debemos repensar la arquitectura de las escuelas. Hay que crear espacios para fomentar el trabajo en equipo, la defensa de posturas, la seguridad y la autoestima. Los salones no pueden seguir siendo cajas aburridas sin color (o con un solo color), pues los alumnos pasan la tercera parta de su día en estos espacios.
- Las habilidades blandas, o fuertes, según el autor; debemos desarrollarlas y fortalecerlas como base para enfrentar este siglo. Existe una gran variedad de estas habilidades que han sido propuestas por varios autores y organizaciones, pero particularmente me gustan la 6 de Michael Fullan considerado “el padre del cambio educativo”: capacidad de comunicación, capacidad de colaboración, desarrollo de la creatividad como modo de vida, el civismo como base de la sociedad, el coraje para enfrentar los retos, y el pensamiento crítico y analítico.
La tecnología no lo es todo en la educación, pero es una gran herramienta. Este mundo actual de la IA (Inteligencia Artificial) aplicada a casi todo, es un buen momento para repensar nuestra forma de educar para centrarnos en desarrollar las habilidades que nuestros jóvenes requieren para el mundo actual. Estoy seguro de que la IA no desaparecerá a los docentes y a la escuela, pero sí será una herramienta fundamental que generará en parteaguas entre la educación anterior y la que ahora viviremos. Es un buen momento para cambiar, ojalá tengamos las ganas y la visión de necesidad, para poder hacerlo.
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