Hoy vivimos en un planeta complejo que pareciera reorganizarse con varios liderazgos. Por un lado, el BRICS (grupo de países emergentes que se organizaron para cooperar conjuntamente en objetivos económicos y comerciales) integrados por Rusia, India, China, Brasil y Sudáfrica; y por otro lado vemos a Estados Unidos que, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, ha pretendido mostrar su dureza y la búsqueda de que este país siga siendo el líder mundial que marque la pauta en casi todo (economía, armas, innovación, etc.).
Nuestra región latinoamericana, se sigue dividiendo entre los pensamientos de izquierda como el de México, y los de ultraderecha, como Argentina. En medio de este reordenamiento mundial, que quizás sea un simple ciclo que se repita, se encuentra la mayoría del mundo que sigue teniendo graves problemas, pues si bien el planeta ha avanzado notablemente en los últimos 100 años, la realidad es que seguimos viviendo una brutal desigualdad entre riqueza y pobreza.
Según la OXFAM (Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre) en su reciente estudio señaló que el patrimonio de los hombres más ricos del mundo creció un 60%. Según el organismo, solo el patrimonio de los diez hombres más ricos se incrementó, en promedio, en casi 100 millones de dólares al día. Mientras tanto, más de 3.500 millones de personas en el mundo sobreviven diariamente con menos de 6 dólares.
Justo de esa desigualdad es la que señalo en este escrito.
¿Se vale hacer dinero? Por supuesto que se vale desear ser millonario y construir un patrimonio, lo que no se vale, es que este crecimiento sea a costa de los otros, o de la naturaleza misma.
Ese discurso de “no pago impuestos porque el gobierno se los roba”, o “no pago el IMSS de mi gente, pues eso no sirve para nada”, o el de “no importa que se destruya -x- río, al fin, nadie lo usa… esos discursos de acumular a costa de lo que sea, deben urgentemente migrar a uno de “capitalismo consiente”, pues los empresarios no sólo deben generar empleo, deben buscar que, en él, se desarrolle la economía, se mejore a la sociedad y se cuide el medio ambiente.
Según la OXFAM, el 60% de la riqueza de los multimillonarios es heredada, o está marcada por el clientelismo y la corrupción, o vinculada al poder de monopolio.
La realidad es que: “incluso si cualquier ciudadano corriente hubiera ahorrado 1.000 dólares estadounidenses al día desde el principio de los tiempos, hace 315.000 años, seguiría siendo menos rico que cualquiera de estos 10 hombres. Aunque perdiesen un 99% de su riqueza, cualquiera de las diez personas más ricas del mundo seguiría siendo multimillonaria”, señaló el informe de la OXFAM.
Definitivamente el mundo tiene una deuda enorme con quienes menos tienen, pues este grupo de la población generalmente tiene menos oportunidades de educación, salud, emprendimiento y desarrollo integral. Tenemos que entender la gran responsabilidad de quienes hoy tenemos un plan de vida claro, pues no podemos vivir en el individualismo; debemos buscar la manera de que nuestros hijos, y en mi caso, mis alumnos, se desarrollen con una mentalidad de “capitalismo consiente”, ese que quiere crecer y generar riqueza, pero que también es capaz de ir más allá del mérito que genera el ofrecer empleos; hoy nuestra obligación es la de generar desarrollo que impacte a la sociedad para que puedan construirse planes de vida mejores para que construyamos entre todos un mundo mejor, ese que nos merecemos todos.
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