Con la Inteligencia Artificial (IA) tenemos una nueva realidad que impacta directamente a la educación en todos sus niveles. Este cambio veloz nos está llevando a una adopción de esta tecnología que seguramente transformará la manera de educar en el mundo, pero para bien.
De nada sirve oponernos a la IA tratando de que nuestros alumnos se alejen de ella, cuando la realidad es que es una extraordinaria herramienta que nos facilitará el proceso educativo, que nos llevará a personalizar las experiencias de aprendizaje, a apoyar a los docentes en sus tareas diarias, y a optimizar la gestión educativa.
Tenemos que plantear el uso de la IA como una revolución que ayudará a construir una educación diferente, para un mundo diferente.
Desde este nuevo paradigma la construcción del modelo de una nueva universidad que desarrolle nuevas habilidades es fundamental. Tenemos que entender que esas universidades tradicionales que centraban su educación en la memorización de datos que los alumnos luego recordaban en un examen debe urgentemente evolucionar a una educación donde la innovación se convierta en el objetivo final del proceso.
Debemos entender que el “nuevo petróleo del siglo XXI es el conocimiento”, y la innovación se vuelve en la plataforma ideal para construir nuevas cosas. Los países que lo han entendido tienen economías fuertes (China, Estados Unidos, Corea del Sur, Singapur, entre otros).
La universidad del siglo XXI es una universidad viva, interrelacionada entre carreras, pues la individualización de las profesiones limita la construcción de un conocimiento más amplio. Hoy debe ser completamente normal que un estudiante de medicina tome materas con ingenieros, arquitectos, mercadólogos; pues solo así el conocimiento tomará una mayor dimensión.
La nueva universidad debe fomentar las 6 habilidades básicas que según Michael Fullan (pedagogo canadiense) son necesarias en la actualidad: comunicar, colaborar, ser creativo hacia la innovación, tener coraje, ser cívico, y tener un pensamiento crítico.
La nueva universidad exige el uso de herramientas tecnológicas aplicadas al proceso educativo, donde se incluya el uso estructurado de la IA como apoyo para desarrollar nuevo conocimiento.
Esta nueva institución de educación superior debe ser viva; debe existir networking, emprendimiento, discusiones sobre temas relevantes. Allí se debe empoderar al alumno para que logre estructurar caminos de solución a los principales problemas del mundo.
La nueva universidad debe entender que las generaciones Centennials (Z) y Alfa están cansadas de la desigualdad en el planeta, la pobreza, la corrupción, el cambio climático, el consumismo; por lo tanto, esta nueva universidad debe ser capaz de empoderar a los alumnos de manera positiva para que logren estructura un mejor planeta para todos. Estos chicos son las generaciones con más información y voz de la historia de la humanidad, por lo que la universidad debe convertirse en el medio para potenciar sus habilidades e impulsarlos a la construcción de un planeta diferente.
En definitiva, esta nueva universidad remplazará a la universidad del silencio y el “orden” para llevarla a un espacio vivo de creación continua, de experimentación y de logro de resultados que impacten a todos.
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