No tengo la menor duda de que es urgente enseñar emprendimiento de manera transversal en la educación de nuestro país.
Aún sin enseñar a emprender, y utilizando datos del gobierno, las PYMES (pequeñas y medianas empresas) aportan un poco más del 50% del PIB (Producto Interno Bruto) del país, además de generar el 72% del empleo, imaginemos a México si de manera sistemática pudiéramos formar más y mejores emprendedores… tendríamos otro panorama.
La realidad es que las empresas sufren bastante durante su desarrollo, pues 9 de cada 10 cierran antes de 5 años de su fundación. Entre 2019 y 2023, nacieron 1.7 millones de empresas (mipymes) y murieron 1.4 millones. Lo cierto es que nadie les enseñó a emprender, lo que aumenta su posibilidad de fracaso.
Según el INEGI, la mayoría de las PYMES que cierran sus actividades pertenecen al sector de servicios privados no financieros con un 25%, comercio 19%, y manufacturas un 15%. Las mayores aperturas de PYMES pertenecen al sector de comercio con 13,75%, sectores privados no financieros 12,85%, y manufacturas con 8,78%.
En nuestro país, gran parte de las empresas se consideran familiares, representando 9 de cada 10 constituidas. Sin embargo, gran parte de estas son de nueva generación. El 70% de las empresas familiares desaparecen luego de la muerte de su fundador, mientras que solo el 12% logran sobrevivir hasta la 3ª generación.
El modelo tradicional en el cual se sustentó gran parte de nuestra economía mexicana, y que funcionó bastante bien en el siglo XX, en donde buscábamos atraer multinacionales para que ofertaran empleos con salarios regulares, seguramente ya no funcionará en este siglo, pues la manufactura está viviendo un proceso acelerado de automatización y robotización que dejará sin empleo a muchísimas personas en los siguientes años. Seguramente para una empresa será mucho más rentable tener un robot que hace lo mismo que un humano, pero que no se enferma, no se embaraza, no come, no duerme y no se sindicaliza. Este siglo, el de la 4ª Revolución Industrial que algunos autores combinan con la 5ª, será muy retador para países como el nuestro acostumbrados a vivir de los recursos naturales y de la mano de obra de bajo costo. Por tal motivo, es urgente que replanteemos la formación de nuestros educandos entendiendo que deben desarrollar habilidades de innovación, disrupción y emprendimiento como herramientas que amplíen sus posibilidades para enfrentar el complejo y competido mundo en el que vivimos.
Para lograr este salto a una educación diferente, debemos entender que la base de la innovación, la disrupción y el emprendimiento, son el pensamiento crítico y el pensamiento analítico, los cuales definitivamente no hacen parte del actual sistema educativo centrado en la memorización de datos como fin último. Necesitamos enseñar a pensar, a cuestionar. Definitivamente tenemos que pasar de una escuela centrada en la memoria a la escuela de las preguntas. Nuestros alumnos tienen que ser buenos y estratégicos en cómo preguntar, y así estas se conviertan en evocadores del aprendizaje y de la creación de nuevas cosas.
No nos hagamos totos, los países que han centrado su educación en la innovación y en la creación de nuevas cosas, son ricos, y los que dependemos de los recursos naturales y de la mano de obra barata, somos pobres, por lo que en nuestras manos está el definir el rumbo que queremos para nuestro país, y aunque siempre podremos enderezar las cosas, la realidad es que ya vamos muy tarde.
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