Hace unos días el Departamento del Tesoro de Estados Unidos señaló que existen operaciones del CJNG (Cartel Jalisco Nueva Generación) para introducir a Texas lo que llamaron “narco huachicol” desde nuestro país. Señalaron que este grupo inició ingresando drogas a Estados Unidos y que ahora el “narco combustible” es su segundo negocio más rentable.
Según las agencias de Washington el gobierno mexicano ha perdido “millones de millones de dólares” en ingresos que no reciben por el robo de combustible que se realiza en el país con la complicidad de una gran cantidad de funcionarios.
Según las autoridades estadounidenses, los “narcos huachicoleros” sobornan funcionarios de PEMEX, perforan grifos en oleoductos, roban en las refinerías, y secuestran pipas de transporte de combustible. Este combustible se vende en el mercado negro de México, de Estados Unidos y Centroamérica.
Lo más lamentable de la nota, es que todos sabemos que en nuestro país el combustible ha sido robado por décadas con la complicidad de una gran cantidad de funcionarios sin que a la fecha pudiésemos poner freno a tan lamentable acción. No es menor saberlo, entendiendo que por muchos años nuestro principal ingreso como país ha sido el petróleo. Hoy, entre el robo de combustible y la pésima gestión de PEMEX, esta compañía paraestatal (la más endeudaba del mundo) es una de las que ha reportado mayores pérdidas entre sus similares en el orbe (en el primer trimestre del año PEMEX perdió 2,133 millones de dólares); y todo pasa con el silencio de las autoridades que poco actúan para revertir la situación.
Hoy, cuando los norteamericanos se han vuelto quienes señalen con ímpetu y amenazas nuestros problemas de narcotráfico y ahora de robo de combustible, es momento para actuar de una manera más decidida, pues todos sabemos que, si se cumpliese la ley y se endurecieran las sanciones en nuestro país, este problema se podría resolver, lo que nos llevaría a generar una cantidad importante de recursos para la tan necesaria inversión en el país en rubros como educación, salud e infraestructura.
La noticia “alentadora” es que México incrementó su gasto militar en un 39% sobre todo en la Guardia Nacional y en la Semar, siendo el tercer país, después de Israel y Rumania que más invirtió en gasto militar en el año anterior, pasando de 12 mil millones de dólares en 2023, a 16 mil 700 millones, en 2024; y aunque gastar en la “guerra” no debería ser una noticia alentadora en un país con el nivel de pobreza que tenemos, considero que México tiene una deuda pendiente y urgente en el combate a los grupos al margen de la ley que se están apoderando de una gran cantidad de bienes y servicios.
Es triste que el país vecino nos señale nuestros “dolores” y lo haga desde su posición de “controlador del mundo”, pero, aunque duela este señalamiento, la realidad es que México necesita tener una estrategia que estabilice el desastre que hoy vivimos en materia de seguridad, un problema que afecta a todos por igual.
Ojalá este 39% extra (al gasto militar) que será pagado con nuestros impuestos sea aplicado de manera inteligente para que logremos en el mediano plazo alcanzar los niveles de seguridad que nos garanticen una convivencia armónica y la posibilidad de crecer, desarrollarnos y mejorar las condiciones de todos los habitantes de nuestro país.
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